Estamos muy acostumbrados a acudir al doctor por cualquier pequeño interrogante que nos surge, cuando notamos algo extraño, por mínimo que sea. Por supuesto, nuestra intención no es, en absoluto, que dejes de consultar a los profesionales, que para eso están, pero sí queremos que conozcas opciones naturales para complementar el tratamiento de algunos males y, sobre todo, para prevenirlos. En esta ocasión conocerás cómo pueden llegar a funcionar, a modo de medicamentos naturales, el jengibre y la cúrcuma.
Jengibre y cúrcuma: especias que curan
El consumo de alimentos para prevenir y tratar enfermedades ha sido habitual en todo el planeta hasta hace algunas décadas. En Occidente esto cambió pero en Oriente estas prácticas se mantienen, especialmente en lugares como China o India, donde la medicina tradicional queda por encima de la científica y donde los alimentos que vamos a mostrarte son utilizados a diario como remedio medicinal.
¿Por qué el jengibre es considerado un medicamento natural?
Del jengibre, que es una planta zingiberácea, se utiliza el rizoma, que no es otra cosa más que su raíz. Esta tiene usos medicinales anteriores a nuestra historia y sigue utilizándose en la medicina alternativa actual.
El “milagro” viene de la mano del gingerol, que es un activo propio del jengibre y que no encontrarás en ninguna otra planta. Este es efectivo para tratar cánceres específicos como son el de ovarios o el de páncreas.
Pero tranquilo porque este es su beneficio más extremo. El jengibre también es muy adecuado para tratar los dolores menstruales y para que nuestras digestiones sean más sencillas, llegando a reducir las náuseas tanto por disfunciones digestivas como si son de origen hormonal. Se tratan las infecciones y los traumatismos gracias a su propiedad antiiflamatoria y ayuda a combatir la gripe.
En cuanto a la prevención, condimentar nuestros platos con jengibre supondrá trabajar en la protección ante enfermedades cardíacas.
¿Por qué consideramos la cúrcuma como un medicamento natural?
La curcumina, presente, en este caso, en la cúrcuma, es la protagonista medicinal de este condimento. Y es que, atención, esta ha sido estudiada y se ha comprobado cómo es capaz de evitar que el VIH se replique y de prevenir el cáncer. Otros efectos relacionados con estas enfermedades son la reducción de la inflamación de las células a un nivel molecular (microscópico) y la defensa frente a los radicales libres.
Como en el caso anterior, la cúrcuma no sólo es adecuada para problemas tan graves sino que todos podemos beneficiarnos diariamente de ella debido a que es una protectora natural de nuestro hígado, ayuda a desintoxicarnos (por ejemplo, si tomamos algo en mal estado, alcohol o alimentos que nos causen alergias), alivia el exceso de gases y la artritis, hace que el nivel de colesterol malo se vea reducido. También vemos que es un perfecto tónico estomacal y que metaboliza muy adecuadamente los lípidos, pudiendo afirmar que evita que parte de las grasas sean absorbidas.
Realmente, su potencia es tal que es beneficiosa contra el Alzheimer, la diabetes, la alergia y contra todo tipo de enfermedades crónicas pues es antioxidante, antiviral, antioxidante, antibacteriana y antifúngica.